Dijo
el doctor tras leer un par de relatos míos que no había duda: estaba infectado.
—Pero
tranquilo porque tiene cura.
—Dígame
cómo— rogué asustado. —No puedo dejar de colocar adjetivos inútiles.
—Mire,
es importante que no lea libros comprados en el supermercado. Absténgase
también de los recomendados por su cuñado.
—
¿Sólo eso? ¿Bastará?
—No.
Lea, alternando cada cuatro horas, a Juan Rulfo y a Raymond Carver. Eso durante
cinco días. Si se encuentra peor puede echar un ojo a Juan José Millás, pero
sin abusar. El fin de semana lea sin descanso a Roberto Bolaño. Con eso debe ser
suficiente.
—Gracias,
doctor. ¿Me quedarán secuelas?
—Borges
quiera que no.
Y
me fui de la consulta.
Hola, bueno creo que ha habido suerte y puedo ya opinar en tu blog...!! Fase de pruebas!!!
ResponderEliminarRafa.
Muy bien, Rafa, poco a poco!
Eliminar