lunes, 24 de septiembre de 2012

El futbolista


La parábola dejó a todos sorprendidos. En el terreno de juego la había realizado, con gran éxito, infinidad de veces. Su destreza con los pies era bien conocida a nivel mundial. Lo que muchos ignoraban era su extrema habilidad con las palabras.

jueves, 20 de septiembre de 2012

ReC. Texto finalista. CONVERSACIONES MATRIMONIALES




—Se oye un rítmico puf puf de fantasmas paridos— dijo él con fastidio, removiendo la sopa.
—Las perdices piensan lo mismo al comer papel— replicó ella alzando el tono de voz.
Él empezaba a perder los nervios. No era la primera vez que sucedía. Se levantó de la silla, apoyó los brazos en la mesa y dijo mirándola a los ojos:
—El botijo expulsa letras, casete.
—La vela agita el calendario— replicó ella señalándole con la cuchara.
— ¡Esturión!— bramó él golpeando la mesa con el puño.
— ¡Pozo, antibiótico, rodilla!— contestó ella ofendida marchándose del salón; él se quedó, fumando con desespero.
Hacía meses que no se entendían.
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No pudo ser, pero estoy satisfecho. He arañado un voto. No pienso desistir. Comparto la crítica de J. Sagarna: la última frase sobra, pero me di cuenta tarde.
En resumen: ¡contento!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Sin palabras... ¡¡¡en la radio!!!!


Sin palabras... Mañana, a partir de las 17.30, hablaré en directo en la CADENA SER ya que he resultado finalista semanal (somos 3) del concurso que organizan.
Efectivamente, no me lo creo, y es la mención más importante que me han hecho hasta ahora. Estoy muy nervioso y si me queréis hacer el ridículo POR LA RADIO, ¡¡¡escuchadme!!!!
Relatos en cadena 2012-2013
http://www.escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser
Bienvenido a Taller literario Escuela de Escritores - Comunicación escrita y escritura creativa

sábado, 15 de septiembre de 2012

¿No compensa piratear?


Había notado algo extraño en el Photoshop pirata que me acababa de descargar. Al principio lo atribuí a no llevar puestas las gafas; luego pensé que era el color del menú. Por casualidad,  me fijé en que la barra de herramientas tenía una pestaña que rezaba: “¿Quieres vivir una experiencia inolvidable?” Nunca antes había visto aquello y lo cliqué.
Lo primero era subir una foto. Elegí una mía, la que coloco en los currículums. Lo siguiente a lo que te invitaba el programa era a “Jugar contigo mismo”. Seleccioné la goma, y borré de mi oreja izquierda un pendiente de aro que asomaba. Magia o ciencia, toqué mi oreja izquierda —en la realidad, quiero decir, aunque no tengo claro qué realidad es más real— y el pendiente no estaba. Probé a tapar unas arrugas que se agolpaban en mi frente y, al palparme, ya no estaban. Estuve un rato jugando, pensando que era más barato que la cirugía y, encima, si no me gustaba, deshacía y listo.
Cuando estuve satisfecho con mi nuevo rostro, se fue la luz. Aunque odio que a uno lo desconecten así, sin aviso, estaba ensimismado con mi nuevo rostro. Fui a ver a mi mujer y le dije si me veía más joven y dijo que no. A los minutos volvió la luz y fui de nuevo al programa. Intenté averiguar qué había pasado, preocupado de volver a mi anterior cara de vinagre, y me alegré de que el fallo fuera simple: no había guardado los cambios.
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Con este microrrelato quedé finalista en el concurso del concurso BYTE de la UCM http://www.ucm.es/BUCM/revcul//articulos.php?idpagina=32138&nombreblog=sci-fdi&autor=S%E1nchez+Campos%2C+Javier
 Y aunque es del 2011, me siento especialmente orgulloso. Éramos 175 y fui uno de los 16 seleccionados para los premios, aunque no pudo ser.
Lo dejó tal cual fue escrito, con sus fallos y errores que desearía corregir, pero prefiero no hacerlo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

LA HERENCIA BOOMERANG


Entré a casa y los vi riendo en el comedor, repartiéndose fajos de billetes. Ojos brillantes de felicidad. Champán y marihuana sobre la mesa. Me senté en el sofá, alegre de verlos así y pregunté de dónde habían sacado todo el dinero. Nadie  contestó. Ni tan siquiera tuvieron la delicadeza de mirarme. Sin perder la sonrisa, me levanté y fui a la cocina a por algo de beber. En la nevera vi la hoja de una autopsia. Me derrumbé. “El sujeto ingirió veneno” decía en una de las líneas. Me habían matado. Entonces caí. Lo de la otra noche no era “café de ayer”. Los billetes que se  repartían eran los que tenía escondidos en mi colchón. Qué imbéciles, dije riendo. Si supieran que todo el dinero es por tráfico de armas… Sin dudarlo, llamé a la policía.

jueves, 6 de septiembre de 2012

CÓMO comentar el BLOG

Hola, parroquianos;
Se ve que ha surgido algún problema a la hora de comentar. Os explico cómo lo hacía yo antes de tener cuenta propia:
  • Haya o no comentarios, debéis darle a la pestañita que pone "Sin comentarios" o, insisto, si los hay, pondrá "X comentarios". Una vez le deis, os debe salir un recuadro para comentar. Si no tenéis cuenta, seleccionad la opción de "Nombre/URL" o "Anónimo". Si escogéis esta última, firmad con vuestro nombre porque de lo contrario no sabré quiénes sois.
No sé si esto servirá de algo, pero espero que sí.
Saludos, besos y abrazos!

miércoles, 5 de septiembre de 2012

ADJETIVO IMPERTINENTE


Dijo el doctor tras leer un par de relatos míos que no había duda: estaba infectado.
—Pero tranquilo porque tiene cura.
—Dígame cómo— rogué asustado. —No puedo dejar de colocar adjetivos inútiles.
—Mire, es importante que no lea libros comprados en el supermercado. Absténgase también de los  recomendados por su cuñado.
— ¿Sólo eso? ¿Bastará?
—No. Lea, alternando cada cuatro horas, a Juan Rulfo y a Raymond Carver. Eso durante cinco días. Si se encuentra peor puede echar un ojo a Juan José Millás, pero sin abusar. El fin de semana lea sin descanso a Roberto Bolaño. Con eso debe ser suficiente.
—Gracias, doctor. ¿Me quedarán secuelas?
—Borges quiera que no.
Y me fui de la consulta.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Una lección

Las letras se desprendieron del libro que ojeaba. Parecía que, al igual que a la fruta madura, se les agotara el tiempo.
Escaparon de las hojas como si bajaran por un tobogán, descendieron por el ca-mal de mi pantalón y huyeron de la salita. Pensé aplastarlas, pero la curiosidad me pudo. Opté por seguirlas.Al instante llegaron a la cocina y se colocaron frente al pozal de la basura. Entonces iniciaron una especie de ritual para buscarse unas con otras. Eran tremendamente ágiles, eficaces como un adjetivo bien puesto.A los pocos segundos habían formado una oración:“Aquí deberían terminar los libros sin alma”Y las 27 letras se metieron dentro, entremezclándose con otros desperdicios.Nunca más volví a escribir.
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 Con este texto participo en el concurso literario de http://estanochetecuento.blogspot.com.es/  en el mes de septiembre con el lema "como fruta madura". Espero que os guste.