La
tromba de palabras sacó a los vecinos de sus viviendas. Hacía meses que ninguno
era capaz de ordenar sus ideas. Se atascaban en frases banales y mudas. Nadie,
a excepción de los gobernantes, era capaz de aportar nada nuevo. Fueron los
bombarderos enemigos quienes obraron el milagro. Los motores anunciaban lluvia
de muerte. Se refugiaron bajo las mesas, aterrados ante la perspectiva de las explosiones.
Pronto comprendieron que algo extraño sucedía: los cristales no reventaban,
sólo un ruidillo ligero llegaba a sus tímpanos. Entonces salieron. Y la
realidad los deslumbró. Millones de palabras se amontonaban en el suelo. La
población engulló adjetivos, digirió pronombres, utilizó verbos. Se vislumbró
esperanza. El Gobierno estaba capacitado para contener un ataque nuclear, pero
jamás apostó por una ofensiva tan sucia.
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Este micro participa en el genial blog http://estanochetecuento.com/ durante el mes de marzo. ¡A ver cómo se nos da!
Mucha suerte...
ResponderEliminarGracias, María! Ya te contaré...
EliminarEnhorabuena Javier, por el micro y por la mención, muy pero que muy merecida. Es muy original, no hay como las palabras para ganar cualquier guerra. El título muy sutíl. Como siempre un placer leerte, aunque esta vez sea un poco tarde, no por ello menos entusiasta mi felicitación.
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