martes, 31 de julio de 2012

MIEDO ESCÉNICO


Siempre he odiado el protagonismo. Por eso, cuando fallecí, opté por no contárselo a nadie. Además, nadie me preguntó, por lo que todo indica que la muerte es algo sobrevalorado si lo comparamos con la Prima de Riesgo o el Bono Alemán, del que continuamente se habla. La única que parece haberse percatado de que algo ha cambiado es mi mujer. Está sorprendida porque ahora como frutas y verduras, mientras que antes era 100% carnívoro. Para colmo, dice que me ve más guapo que hace unos meses y que mi halitosis ha desaparecido. Total, que ahora hacemos el amor cuatro veces por semana, con desespero, como si no hubiera un mañana.
Al final mis padres van a tener razón cuando dijeron que nuestro matrimonio necesitaba de un milagro para revivir.

lunes, 16 de julio de 2012

Ministro Wert

"Wert espera que la subida del

 

IVA a la industria cultural no 


suponga un "perjuicio grave"


Gran confianza la suya, señor Ministro. En qué cabeza cabe el pensamiento de que la subida del IVA no perjudique gravemente a la cultura. Sólo un masón, un socialista o un comunista pensaría algo así. 
Está claro, señor Wert. Entre subir o bajar el IVA, ayudar o no a la cultura, la opción de subirlo y ahogar un poquito más a la industria, es la salida correcta. El lado positivo de todo esto es que nos inflarán un poco más con "arte" comercial, ese que no genera pensamiento y que tanto les ayuda, a ustedes, la clase gobernante, a tenernos constreñidos. Sólo quien tenga dinero podrá producir y sólo quien produzca tendrá dinero. ¿Modo de romper eso? Subiendo el IVA. Más claro no se puede resolver (por cierto, si usted va al médico -¡Dios no lo quiera!- con, pongamos, un problema diarreico, dígale que no le administre un laxante. Si ve que duda el doctor, pregúntele si ha estudiado con el Plan Bolonia".
Total, qué es una subida de 15 puntos (perdón, 13 puntos, es que ya empiezo a notar los recortes en educación) comparada con lo que podría haber sido subirlo 80 puntos. Minucia, minucia y compañía, más bien.
En fin, sólo darle las gracias por esta medida y, claro, por subirnos las tasas para poder estudiar. Esta reforma (anti-reforma, no sé por qué siguen llamando reforma a eso que hace) también va en la línea de su forma de gobernar: que sólo estudien quien pueda pagárselo. 
Nos gusten más o menos las medidas, no podemos negar que su línea ideológica está siendo aplicada con rigor y excelencia. Un ejemplo a seguir. Así sea.



miércoles, 11 de julio de 2012

HUIR DE UNO MISMO

Le habían asignado el caso hacía más de cincuenta años. Al par de años de iniciar la búsqueda, le dijeron que olvidara el suceso y se centrara en otros menesteres. Le explicaron que tampoco era tan grave el robo como para perseguir al ladrón por más tiempo. Sin embargo, él no hizo caso.
Durante los cincuenta años de persecución, viajó, durmió y buscó por lugares oscuros e incomprensibles. Casi todos los días llovía y a él siempre le parecía que la noche era eterna. Casi no recordaba cómo se llamaba aquello amarillo que algunos días se dejaba ver en el cielo, ya que solía trabajar por la noche.
Su mujer tenía serias dificultades para localizarlo. Diez años después del comienzo de la inútil investigación, decidió rehacer su vida. No tenía intención de convertirse en una especie de Penélope moderna. El sentido común y las nuevas tecnologías le dictaban que no debía hacerlo. Además, debía prestar más atención a sus dos hijos.
Un martes, cinco años después de iniciarse la búsqueda, la llamaron del Ministerio Policial para comunicarle que daban, de manera oficial, por muerto a su marido. Ella lo comprendió. Pensó en solicitar que mandaran a otro agente a buscar a su marido, pero decidió no hacerlo. Tuvo la sensación de que si lo hacía, él también entraría en aquel infinito círculo y aún sería más complicado saber quién perseguía a quién. Y si después debía mandarse otro agente a buscar a los otros dos, la situación podía resultar paradójica.
Desde el Ministerio añadieron, además, que archivaban el caso, que ya nadie recordaba el motivo de aquella “huída” (luego la voz impersonal rectificó, y dijo “motivo de aquella persecución”) y que otros asuntos demandaban los recursos de ese caso.
Fue después de cincuenta años cuando ella recibió una carta. En la misiva él explicaba que había encontrado lo que buscaba y que lo había tenido siempre tan próximo, que ni se percató de ello. Maldecía los espejos, decía que podían llegar a ser muy crueles, que le escupen a uno la verdad sin anestesia.

martes, 10 de julio de 2012

Cambiar todo y a la vez nada

Mi mujer dijo que ya no me quería. Le pregunté el motivo. Dijo que se había enamorado de otro. Pedí que me explicara qué tenía él que yo no tuviera. Contestó que no me sabía decir, pero que era un poco de todo. Al final dijo que de él le gustaba su carácter: alegre pero formal, o su físico: alto y moreno, pero pequeño y rubio a la vez. Admitió que era algo extraño de explicar.
Al final lo dejamos.
Un día me los crucé por la calle, nos saludamos y traté de absorber todo lo que pude de él. El resultado fue excelente.
En menos de dos meses me convertí en casi un calco suyo. Tanto a nivel físico como en el plano psicológico. Fue tal el cambio, que a la semana de esta metamorfosis, me crucé en el súper con mi ex mujer y dijo que me veía cambiado. Que le recordaba a su actual pareja. Preguntó si no habría sido un error separarnos. Contesté que debía comprar cereales y me marché.
Huí de la incómoda situación porque yo también había conocido, hacía un mes, a alguien. Era una mujer atractiva pero repelente, que provocaba en mí sensaciones encontradas. Me recordaba —y mucho— a mi ex mujer. Un día me explicó que antes no era así, que había tenido que cambiar porque su marido se había enamorado de otra. Añadió que había conseguido convertirse en la otra, y que él le pidió volver, pero ella no aceptó. También dijo que yo le recordaba —bastante— a su ex marido.
A los seis meses nos fuimos a vivir de alquiler y congeniamos al instante. Nuestros gustos eran similares y las manías —los dos éramos muy obsesivos— se acoplaban con precisión. Además, era fácil hacerle regalos porque gastaba la misma talla que mi ex mujer y las dos odiaban el rosa.
Vivíamos felices, la verdad. El único inconveniente son mis amigos, que no entienden por qué me he vuelto a enamorar. Tampoco comprenden por qué vuelvo a compartir piso. Les digo que no entienden nada, que mi pareja actual no es como las otras y que ella jamás se enamoraría de otro. Insisten en que no aprendo. En fin.

lunes, 9 de julio de 2012

El inicio

Sólo hago una pregunta: ¿son las ideas balas que nos persiguen sin cesar, aunque giremos y torzamos por esquinas?
Sentíos como en casa.